Damasquinando y amasando barro.
Este antiguo oficio toledano, versado por Félix del Valle Díaz en el catálogo de la exposición de la mezquita de Tornerías en 1991, “EL DAMASQUINADO DE TOLEDO” — magníficamente presentado por la fotografía de Antonio Pareja y Carlos Villasante— fue el primer contacto que el escultor tuvo con el arte .En aquellos tiempos los damasquinadores solían formarse en el dibujo y cincelado en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Toledo. Desde 1957 a la temprana edad de 13 años comenzó su aprendizaje del damasquino. Con este motivo dio sus primeros pasos en el dibujo y la composición en la Escuela de Artes de la mano de Luis Carrillo, Emiliano Castaños, Manuel Romero Carrión, Máximo Revenga, que trabajaba vaciado para Victorio Macho, y Cecilio Béjar que le descubrió a Alberto Sánchez. El año de 1970 termina la especialidad de vaciado e inducido por Revenga, dos años más tarde, termina la especialidad de Forja de la mano de Antonio Albo sobrino del maestro de la forja toledana y académico Julio Pascual. El año 1972 comenzó su andadura como profesor de forja en la Escuela de Artes toledana. Recuerda la influencia de los profesores José Esteve, Santiago Casado y Villamor con especial intensidad. Continuar leyendo