Los españoles tenemos fama de arboricidas. De prestar poca atención a nuestro patrimonio natural. Los toledanos, embebidos como estamos en las piedras, tampoco prestamos mucha atención a los árboles. Mis vecinos no saben como se llaman ninguno de los árboles que rodean su casa. Cuando paseo, y me cruzo con ellos, con los árboles, me gusta llamarlos por su nombre, ellos me cuentan sus historias y yo me siento más acompañado. Continuar leyendo