Sverre Fehn visita por primera vez el terreno destinado a convertirse en la sede nórdica de arte en la Bienal de Venecia durante el verano de 1958. El reportaje fotográfico que realiza del lugar está compuesto casi exclusivamente de imágenes de troncos, ramas y hojas; la espesa fronda que puebla el solar. Estas fotografías representan la principal dificultad planteada a los arquitectos que se enfrentaron al concurso del Pabellón de los Países Nórdicos en Venecia: la convivencia de la arquitectura con los árboles, la preexistencia más poderosa del lugar. Sverre Fehn junto con el sueco Klas Anshelm y el finlandés Reima Piëtila, componen la terna convocada al concurso restringido de ideas. Continuar leyendo