El caminante, que nació en Toledo, ha trabajado cuarenta años en Valencia y, ahora que tiene tiempo, vuelve a Toledo andando. No tiene ninguna razón especial, ha hecho este camino muchas veces, cuanto más rápido mejor, mirando por las ventanillas el paisaje y envidiando a quienes veía caminar por sendas que no sabía dónde llevaban. Ahora, él será el protagonista de esa visión, fugaz para quienes viajan a tropecientos quilómetros por hora. Continuar leyendo