Veo con asombro cómo se están desinfectando masivamente nuestras calles y eso me produce dos reacciones. La de la tranquilidad que me puede dar a primera vista que al rociar con lejía las calles este virus que nos tiene atenazados y otros quedan prácticamente fuera de combate. Esa neurosis que tenemos todos cada vez que salimos de nuestras casas, al supermercado o a trabajar con nuestros “EPIS“ improvisados, nos aporta cierta seguridad el ver que desinfectan nuestras vías de tránsito. Continuar leyendo