Mundo, demonio y carne viva [Paco Rojas]

“Alienígena”. Paco Rojas.

UN MODO DE INDUCCIÓN

Mi edad oscila entre los setenta y los ochenta años, tengo el aspecto de un ser humano vulgar (bastante corriente, podría decirse) y quiero revelar dos secretos celosamente guardados. Mi cuerpo no es pícnico ni esquelético, tampoco es atlético, mi condición de anormalidad se me reveló en una visita que hice a un museo cuando tenía doce años; allí me reconocí en una escultura blanca, hecha en mármol, de un desnudo acostado que mostraba su bisexualidad bajo el título de “Hermafrodita”; ese es mi primer secreto. Cuando me miro en el espejo, veo mi cara normal coronada por una cabeza gris (el tono que resulta de la mezcla visual de mis canas con el negro original de mi pelo) y, si miro detenidamente a mis ojos observo que, cuando están en “posición de taladro”, nadie podría imaginarse que detrás está vibrando la evolucionada mente de un extraterrestre; ese es mi segundo secreto. Soy un alienígena que se ha instalado en la mente humana de un hermafrodita. Afirmo que no he necesitado viajar años luz para llegar desde un rincón del Universo. Para recrearme a mí mismo me ha bastado mi férrea voluntad, mi determinación, mis profundos conocimientos del género humano y la minuciosa evolución de mi mente. Utilizando todo ello, pretendo conseguir que se obre una especie de milagro en los terrícolas; entre otras cosas y simplemente, aconsejo experimentar algo sencillo y a la vez portentoso: “Donde quiera que pongas el ojo, a poco que te esfuerces, verás latir una maravilla”. Continuar leyendo