C. D. Toledo. Se busca abanderado. Razón aquí [Quique J. Silva]

Sucedió en Toledo. 15 D18 Archivo VASIL


Esto de las redes sirve para muchas cosas; entre otras para encontrar o localizar personas que, por una razón u otra, se convierten en objeto de nuestro interés.

No lo han secuestrado, ni ha desaparecido. Se trata de poner nombre y apellidos al niño que en su día fue símbolo de una afición volcada con el C.D. Toledo.

La sensibilidad fotográfica de Eduardo Sanchez Butragueño (Edu para los amigos) le ha llevado a considerar esta foto como imagen de la exposición C.D. TOLEDO 1928-2018, 90 AÑOS DE ILUSIÓN. Esta fotografía de 1975, del Archivo Vasil, recoge el momento futbolero cien por cien, de un niño en el terreno de juego del Salto del Caballo, perfectamente equipado con su pantalón blanco y camiseta verde, paseando orgulloso su bandera con el escudo del club.

Esta exposición, documental, recoge en 90 fotografías la vida, obra y milagros (como eliminar a todo un Real Madrid de la Copa de S.M. el Rey) del club toledano por excelencia y se puede visitar hasta finales de este mes de abril en el Centro Cultural San Clemente, de Toledo.

Y nuestro objetivo, también en esta ocasión, no solo es divulgar sino incluso “localizar”. Sí. No sería la primera ocasión en la que a través de la publicación de las fotografías del Archivo Vasil contactamos con los personajes que protagonizaron las historias.

En sus manos queda, lectores. Si alguien sabe, conoce, reconoce, recuerda o cree saber quién es ese niño que hoy debe rondar los 50 años, por favor, díganos como podemos contactar con él. La afición y el Club se lo merecen.

Pero, además del niño, al que el escudo casi no le cabe en el pecho, esta fotografía ofrece otro detalle; cuanto menos curioso.

¿En qué estarían pensando los responsables del campo cuando se les ocurrió plantar unas flores justo al lado de la portería? En lo que se denomina deportivamente “cepa del poste” la imagen muestra los restos de tallos y hojas de lo que, en algún momento, fue un remate floral entre el cesped y la red.

¡Vivir para ver! Esperemos que el portero local no tuviera la responsabilidad de regarlo cada semana.

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Quique J. Silva

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