San Antón, más que un santo de barrio [Quique J. Silva]

Sucedió en Toledo. 03 D19 Archivo VASIL


Acompañado de su conejo este niño recoge el “pan de San Antón”. Curiosamente uno de los ayudantes en el reparto es un jovencísimo Pedro Pablo Braojos, que de mayor se convertíría en uno de los mejores futbolistas que ha dado la cantera del C.D. Toledo

La coincidencia del calendario nos lleva del deporte en el barrio de Santa Bárbara, a los animales del barrio de San Antón. ¡Que no se enfade nadie! Me explicaré.

Cuando nos referimos a los “animales del barrio de San Antón” estamos aludiendo a una tradición: la bendición de los animales con ocasión de celebrarse su patrono.

Tradicionalmente, vecinos de todo Toledo cargan con sus periquitos, gatos, perros y otros animales de compañía, para recibir la bendición del Santo de manos del párroco de la ermita de San Roque; situada en este barrio toledano próximo al cementerio.

Casas bajas del barrio de San Antón, en 1969

La noche anterior, se encienden “las hogueras”. Bueno, se encendían. Ahora, en nuestra ciudad,  ya solo es posible hacerlo en la plaza justo donde se venera al santo.

En los años sesenta, cuando la mayoría de calles y plazas toledanas eran pura tierra, los niños ocupaban su tiempo libre almacenando todo el material “combustible” que aran capaces de sacar de las casas del barrio. Sillas, mesas, cajones, cómodas, camas…..Nos consta que algún que otro anticuario paseaba por las plazas a la caza y captura de buenas piezas que, sin su intervención profesional, hubieran sido pasto de las llamas.

Claro, todo ardía y la hoguera de San Antón era el mejor momento del año para hacer limpieza.

El adoquinado de las calles fue prohibiendo las hogueras a medida que la obra pública avanzaba. Hoy, ya no es posible encontrar las hogueras; no solo porque se estropea el suelo, sino porque no hay nada o muy poco que pueda arder de manera saludable y esperar a que se formen las “ascuas” para asar unas patatitas. ¡Lástima!

A pesar de las dificultades urbanísticas, aún son muchos los pueblos que mantienen esta tradición donde “la noche” -como ocurre en casi todas las fiestas y celebraciones- se hace dueña de la fiesta.

En Gálvez, por ejemplo, no hay plaza, ni rincón, ni grupo, ni familia…. que no tenga su particular hoguera; compitiendo directamente con sus vecinos de Menasalbas que también festejan este santo.

Pero ya no queman “lo viejo”, ahora la única forma de hacer las hogueras de San Antón es arrimar la leña cortada aprovechando la poda invernal; y aquí, en estas ascuas saludables, si es posible “asar unas patatitas” para pasar la noche.

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Quique J. Silva

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