Memoria Histórica – Historia de la Memoria [Quique J. Silva]

Sucedió en Toledo. 26 D19 Archivo VASIL


Cruz del Valle de los Caídos

La Memoria Histórica -y su Ley- con frecuencia ponen encima de la mesa (o del escritorio de Windows) temas que aparentemente ya estaban asumidos o, al menos, socialmente superados.

Como hemos escrito ya alguna vez, la “memoria histórica” es todo lo que sucede. Lo que hoy es un hecho, mañana es historia y hay que conocerla para no cometer los mismos errores; o al menos intentarlo.

Ahora toca el Valle de los Caídos.

De un monumento que solo sirve para recordar una de las etapas más vergonzosas de nuestro pasado reciente, solo sale a la luz una lápida y los huesos de don Francisco. ¿Qué sucede con el resto? ¿No es importante? ¿No es simbólico?

¿Nadie se ha planteado que la Gran Cruz solo representa a una parte de los que allí deberían descansar en Paz?

Acto de conmemoración ante la tumba de José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange, también enterrado en el Valle de los Caídos

Nadie, en su sano juicio, defiende hoy que  las ideas de un iluminado con bigote recortado puedan “dictar” los destinos de todo un pueblo.

También es un error pensar, en estos momentos, que un Capitán de Fragata se hará a la mar con los dineros de la Corona de Felipe VI para descubrir un Nuevo Mundo y convencer a los nativos de que se vive mejor bajo el protectorado español.

Es una locura batallar por convicciones religiosas y expulsar a los que no rezan como nosotros, o simplemente, no rezan.

También es punible hacer creer a la gente que nuestra tribu es superior a la vecina y por eso debemos invadirla.

Flechas, Arqueros y Cadetes, los jóvenes del pasado que constituyen hoy el presente democrático.

Eso es, en definitiva, lo que paleontólogos, sociólogos, politólogos, arqueólogos y todos los “ólogos” existentes vienen denominando genéricamente “evolución de la especie”.

Pero este es nuestro tiempo. Somos la civilización de las prisas, de la improvisación, de lo inmediato. A lo largo de nuestra corta vida queremos: crear la historia, vivirla y olvidarla. Pues yo creo que, en tampoco tiempo, no nos da para tanto.

Es cierto que cada civilización, que cada pueblo, se ha ido creyendo el más importante. Millones, miles, cientos de años han tenido que pasar hasta ver nacer un concepto tan efímero como la denominada Memoria Histórica.

Tras los “declives históricos” de Mesoponamia, Egipto, Grecia o Roma ahora llegamos “Los Modernos”, utilizando el término “histórica” para hablar de lo inmediato, de lo de ayer, de lo que nos atañe o nos sirve, a favor, o en contra, sin tener muy claro con qué fin.

La historia ni se gana ni se pierde, se supera.

La historia no la hacemos nosotros, la hace el tiempo. Sesenta segundos por minuto. Sesenta minutos por hora. 24 horas al día. Ni más, ni menos.

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Quique J. Silva

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