LAS PIEDRAS GODAS. El Toledo visigodo para un viajero curioso. [Jorge Morín]

He venido a reconstruir piedra por piedra esa ciudad en mi mente…(Lawrence Durrell, Justina)

La ciudad de Toledo es recorrida cada día por miles de personas. La gran mayoría son turistas que deambulan por el espacio “rellenando” uno más de sus cupones en su visita a nuestro país. Fichan en la catedral, en el entierro del conde de Orgaz, una sinagoga…y ya se ha “vivido” la magia de las tres culturas. Toledo ciudad de las tres culturas, tópico sin sentido alguno, ya que la cuidad en su pasado cobijó entre sus muros a los fieles de tres religiones -el cristianismo, el judaísmo y el islam-, pero todos con una cultura común, la clásica, heredada del mundo grecolatino y expresada en tres lenguas clásicas distintas -latín, hebreo y árabe.- y una común romance, el castellano. La horda de turistas ajena a todo culminará la jornada abasteciéndose de espadas que replican las de el Señor de los Anillos, Juego de Tronos…o en las franquicias que le van robando el alma a la ciudad, convirtiéndola en una réplica de otras miles. Estas nuevas hordas de destrucción en la postmodernidad son vistas por nuestros políticos como el nuevo Maná, cuando en realidad son un cáncer que todo lo destruye. Los invasores abandonan la ciudad antes de que la noche caiga. En la noche Toledo vuelve a ser de sus habitantes, que disfrutan de la soledad de las calles, allí donde antes transitaban zombies postmodernos que la contemplaban a través de sus móviles, como no fiándose de los que ven sus ojos y renunciando a la memoria que todo lo embellece. El recuerdo de Toledo captado por nuestra mirada es de una belleza solo parangonable a esas vistas del pintor cretense. Los toledanos están acompañados ahora por otros extraños, los viajeros, los que quieren captar y llevarse el alma de la ciudad. Que la conocen ya de las lecturas, la anhelaban, la sueñan…en definitiva, la hacen suya. Que todavía ven en las calles a los aguadores subiendo su carga a la ciudad a través de la puerta de Valmardón…

Los viajeros en la mañana o en la tarde habrán entrado en el Museo de los Concilios y de la Cultura visigoda, donde se recogen más de un centenar de piezas, despojos descontextualizados, arrancados de la cuidad que les dotaba de significación, para ser expuestos tras un cristal. También los restos de la cultura material de la gens gothorum, procedentes de la excavación de la necrópolis del Carpio de Tajo, una de las más importantes de nuestro país. Fíbulas, broches de cinturón, pendientes, anillos…que nos muestra la moda y los gustos de unos bárbaros que vinieron llamados por un Imperio moribundo y cuando éste falleció, construyeron un Reino nuevo, el Reino visigodo de Toledo.  Que llegaron arrianos y se convirtieron al catolicismo. Después de un periplo de siglos de nómadismo, embebiendose de la romanidad, se asentaron en Hispania construyendo una nueva realidad política, junto con los hispanos romanos.

Nuestros viajeros inquietos preguntan qué restos pueden visitarse de los godos en Toledo. Les contestan que hay una iglesia en la Puebla de Montalban, Santa María de Melque, y otra en Sonseca, San Pedro de la Mata. Los viajeros recuerdan que este verano apareció la noticia del hallazgo de un edificio antecedente de Santa María del Naranco en Arisgotas, el yacimiento de Los Hitos. Sin embargo, en Toledo no queda nada. La sucesión de ciudades que se generaron después del 711 parecen haber sepultado por completo la capital de los visigodos.

Sin embargo, la ciudad está ahí esperando que nuestros viajeros inquietos y sin prisas la descubran. A la ciudad visigoda se accedía por el Puente de Alcántara o por el vado, aguas abajo del puente, y desde allí a la Puerta de Valmardón. En Alcántara, en las reconstrucciones del puente y de la muralla construida por los árabes colocó Abd al Rahman los restos del palacio de los reyes visigodos. Grandes tondos con veneras que allí siguen empotrados en la muralla y encastrados en el puente. Lo hizo el caudillo andalusí para recordar a los toledanos, y a nosotros mismos, que el era el legítimo heredero de los reyes visigodos. En lo alto, en el solar del actual Alcázar, estaba el Palacio de los reyes, que contaba con una iglesia propia la de los santos Pedro y Pablo. El conjunto palatino estaba separado de la ciudad por una muralla propia. Los simples mortales accederían a la ciudad subiendo por sus empinadas laderas buscando una puerta en las murallas Bajo Imperiales, rehechas por los visigodos. Todavía podemos ver algunos restos a la salida del remonte mecánico, en el miradero y hasta la Puerta del Sol.

En la ciudad visigoda el otro gran conjunto de edificios eran la catedral y el palacio espiscopal construidos sobre el antiguo foro romano. En el callejón de San Ginés el viajero inquieto podrá contemplar un popurrí de restos procedentes de este espacio. Cuando los visigodos llegaron a Toledo, echaron al obispo católico de la catedral y se la quedaron para el culto arriano. Cuando los visigodos se convirtieron al catolicismo en el 589 dC en el III Concilio de Toledo, el obispo católico volvió y re consagró la catedral de forma solemne. Además, dejó constancia por escrito. La inscripción se puede ver en el claustro de la catedral actual. La ceremonia de reconsagración se realizó en Domingo.

La sedes regia contaría además con palacios donde habitaban los nobles y sus servidores. Los restos de uno de ellos se encuentran reutilizados en la iglesia de San Bartolomé. La ciudad constaría con numerosas parroquias desperdigadas por la cuidad. En la iglesia de San Salvador se conserva una pilastra decorada con escenas de la vida de Cristo y otros restos procedentes de la decoración de una iglesia.

A las afueras de la ciudad, entre las murallas y las ruinas del circo romano, uno de los más grandes de Occidente, estaban los cementerios. Allí, sobre la tumba de una virgen local, Leocadia se fueron levantando un conjunto de edificios y una iglesia. El momento de mayor esplendor de este espacio, situado en el solar que ocupa el Cristo de la Luz, fue cuando los obispos católicos fueron expulsados de la catedral por los arrianos. Los obispos hispanos se reunían entre sus muros y mandaron esculpir un credo epigráfico para tener bien presente la divinidad de Cristo, negada por los arrianos. Este se conserva y el viajero ya lo vio en el Museo de los Concilios.

El millar de piedras procedentes del Toledo visigodo conservadas entre los muros de la ciudad actual nos ha permitido contar esta historia. Viajeros, en el silencio de la cuidad, cuando las hordas la han abandonado, aguzad vuestros oídos por qué las piedras hablan y agradecidas por vuestra curiosidad os contarán su historia. Siendo mudas a la estupidez y la ignorancia.

Jorge Morín de Pablos, Doctor arqueólogo.

GUÍA PARA DESCUBRIR EL TOLEDO VISIGODO. Madrid, 2016. Barroso, C.; Carrobles, J.; Morín, J.; Sánchez Ramos, I.M. y Velázquez, I.

Saber más: Artículo Academia edu: Para descubrir el Toledo visigodo.

 

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9 Comments

  • Señor Morín de Pablos el siguiente párrafo es inaceptable “Lo hizo el caudillo andalusí para recordar a los toledanos, y a nosotros mismos, que él era el legítimo heredero de los reyes visigodos.” Por lo que veo necesaria una pronta rectificación. Ese reino tiránico; bárbaro, esos enemigos de Dios y de la civilización no pueden intitularse como legítimos heredero de los reyes visigodos. Sólo el reino asturiano es el legítimo heredero del reino de Toledo como a su vez éste lo fue del de Tolosa.
    El reino de Toledo, en realidad godo, vease el periodo de la “supremacía ostrogoda” es sucesor legítimo del Tolosano éste sí genuinamente visigodo y el reino asturiano es el legítimo sucesor del reino godo Toledano.
    Tres reinos distintos y distantes pero herederos uno de otro; uno, el primero, genuinamente visigodo, el siguiente, el toledano godo (visigodos + ostrogodos) y el tercero, el asturiano con un claro componente indígena asturcántabro al que se suma la mayor parte de la nobleza gótica del bando rodriguista.

  • Dr Jorge Morin de Pablos

    Estimado Sr. Sala me reafirmo en el texto escrito y tratare de desarrollar mi argumentación a lo largo de varios comentarios. El de la legitimidad jurídica de Abd al-Rahman III; el contexto de los spolia del Puente de Alcántara de Toledo; la visión tópica de la llegada de los árabes y del Islam a la Península Ibérica como una fase de ruptura con la Antigüedad Tardía, etc. Pero antes creo que debo recordarle que la islamofobia en nuestro país es un delito punible. El Islam es una religión que profesan millones de personas y que en el solar hispano dejo una huella cultural de la que nos debemos sentir herederos. Hoy en día somos culturalmente lo que somos por la transmisión que él emirato, califato, taifas, nazaries…hicieron del legado clásico.
    La llegada de los árabes en el 711 está dentro de una guerra civil, más bien una guerra familiar, entre diferentes facciones de la nobleza visigoda. En un fenómeno similar al que se vive en Francia con la guerra entre la casa de Orleans y la de Borgoña, que supuso la intervención inglesa en el continente. Los árabes al servicio de los witizianos tomaron conciencia de su capacidad de controlar el Reino. Los partidarios de Rodrigo fueron derrotados en el campo de batalla y perdieron todos sus derechos. Los witizianos pactaron, como sabemos que hizo el dux Teodomiro en la antigua provincia cartaginense, y durante un tiempo mantuvo su “independencia”. El nuevo poder político legítimo, por derrota o pacto, recayó en el Califa Omeya y después en sus herederos en la PI. Esta situación es parecida a la que vivió Francia en la SGM, cuando tras el derrumbe del ejército francés en junio de 1940, el Mariscal Philippe Pétain firmó el Armisticio con la Alemania Nazi. La Tercera Republica había dejado de existir y nacía la Francia de Vichy. Cierto que el 18 de junio De Gaulle realizó su llamamiento de la Francia Libre, pero el III Reich solo reconocía a la Francia de Vichy. Abd al-Rahman III cuando coloca en el Puente y Puerta de Alcántara los “spolia” del antiguo palacio de los reyes visigodos les está recordando que él es el legítimo gobernante y que ellos no tienen derecho a rebelarse contra el poder de Córdoba. No es una lucha entre toledanos cristianos contra el poder del califa cordobés, sino una rebelión de toledanos árabes llegados en los primeros momentos que se arrogan en esa herencia goda para no someterse a un Estado que se está centralizando. Por eso Abd al-Rahman les recuerda que por derrota o pacto el Estado cordobés es el heredero del Reino visigodo de Toledo. La utilización de las veneras de los reyes godos, ahora del califa, es un símbolo muy claro al respecto.

  • Donación de Alfonso II a la iglesia de San Salvador de Oviedo

    “Por don tuyo la victoria de los godos brilló no menos clara en España entre los reinos de diversas gentes. Mas, puesto que te ofendió su arrogante jactancia en la era de 749, (el pueblo godo) perdió la gloria del reino, junto con el rey Rodrigo, pues merecidamente sufrió la espada árabe. De esta peste libraste con tu diestra, Cristo, a tu siervo Pelayo, el cual fue elevado al rango de príncipe y, luchando victoriosamente,abatió a los enemigos y defendió, vencedor al pueblo cristiano y astur; dándoles gloria……..

    ¿Islamofobia? la legitimidad jurídica de la que Vd habla a falta del desarrollo de su argumentación, como nos anuncia en su anterior comentario, es calificada por nuestro gran rey caudillo Alfonso II, nieto de Pelayo, como “PESTE”.

    El reino Toledano de los godos fue finiquitado, destruido y sometido a tributo pero el poder extranjero establecido era ilegítimo y tan sólo reconocido por la facción traidora de los witizanos en su doble vertiente civil y eclesiástica.

    Hispania como gobernaduría provincial del Imperio Romano es ocupada y trasformada en entidad política independiente -bajo la condición de reino- de común acuerdo entre el Imperio Romano Occidental agonizante y los Visigodos que la ocupan en calidad de foederati.

    Llevado al plano jurídico el pacto entre una facción -la witizana- con un poder tiránico e invasor y que incumplió manifiestamente las capitulaciones tanto con la masa de la población sometida como con aquellos traidores a los que supuestamente iba a ayudar a recuperar el trono, llevado al plano jurídico, repito, dicho pacto necesariamente queda invalidado.

    Por lo que las acciones simbólicas de Abd al Rahman son puro ejercicio propagandístico.

    El reino quedó vacante por espacio de unos 5 años aproximadamente 711-716 no pudiendo admitirse el mandato de Ákhila II y Ardón pues claramente pertenecían a la facción witizana y gobiernan sobre los despojos del reino de Toledo.

    Y permanece vacante hasta la coronación de Pelayo como primer rey-caudillo. ¿Con qué autoridad si el reino de los godos había sido claramente destruído y sometido a tributo?

    Las crónicas son muy claras “Asturum regnum diuina providentia exoritur” o lo que es lo mismo “Por la Gracia de Dios”. Nace por mandato divino y siendo su mandato de tal naturaleza se obvia cualquier otra intermediación.

    La gobernaduría provincial romana de Hispania y que básicamente constituye posteriormente el II reino visigodo en Occidente, el de Toledo -aunque éste en realidad estrícta era godo- se convertirá en un solar en disputa entre un poder bárbaro, exógeno, invasor e ilegítimo a todas luces y una monarquía de origen divino.

    Apoyada la gloriosa y divina monarquía -ex semine regio- en la nación cántabroastur y la facción rodriguista superviviente de la gran traición del Guadalete y bajo la Cruz de la Victoria ya desde el primer momento se marca como objetivo la recuperación de Hispania y del ejército godo.

  • Dr Jorge Morin de Pablos

    Estimado Sr.Sala la lectura que Vds trasmite es la propaganda que se genera a posteriori. En los primeros momentos de la conquista la percepción, al igual que pasó en Siria años antes, es que la invasion del reino sería pasajera e, incluso, más llevadera que los intentos centralizadores del Reino. Más tarde se genera una visión catastrófica de la invasion, esa “peste” a la que Vd se refiere. Que también aparece recogida por el clérigo que redactó la Crónica Mozárabe de 754. El texto nos da la visión de algunos de los vencidos, no de todos, porque sabemos que la reacción de los diferentes grupos sociales del Reino visigodo no fue idéntica. La Cronica y otros testimonios del periodo tienen un marcado carácter providencia lista, dan por sobrentendido que la conquista árabes y todas sus desgracias fueron motivadas por los pecados de los propios cristianos. Esta visión es común en las fuentes orientales que se refieren a la conquista árabes de sus territorios. Así que la descripción de las violencias, desmanes y pestes no deben leerse con excesiva literalidad. Por otro lado, Sr Sala se olvida que la práctica totalidad de los ejércitos árabes que llegan a Hispania en el 711 y años posteriores están integrados por gentes oriundas de las regiones recién conquistadas. Es decir, que no eran tropas arabófonas y musulmanas, sino cristianas y latino parlantes.

  • Dr Jorge Morin de Pablos

    La conquista de las ciudades hispanas después de la batalla de Guadalete, excepto Mérida y cierta resistencia de la guarnición de Córdoba, fue pacífica y mediante pacto, como sucedió en Toledo. No solo lo sabemos por las fuentes, que son objeto siempre de manipulación, sino por la arqueología que no documenta niveles de destruccion en las grandes ciudades hispanas. Los conquistadores se repartieron el botín y las tierras arrebatadas a la Corona y sus allegados, no lesionaron los intereses de las oligarquías que los habían recibido y con las que habían pactado. Estos pagarían tributo, pero sin duda ganaron en autonomía, es el caso del dux Teodomiro en la Cartaginense que, incluso intento generar un espacio político propio. A su hijo le llamo con el significativo nombre de Leovigildo y levantó una ciudad regia, años antes que él Naranco, en Ribarroja del Turia, el Pla de Nadal. Los oligarcas que pactaron y siguieron siendo católicos, no vieron mermadas sus propiedades, solo tenían que aceptar la lejana autoridad del Califa de Damasco y entregar los tributos anuales. Ni siquiera con la llegada de los nuevos contingentes árabes en el 740, los pactos se mantuvieron y para asentar a los recién llegados se recurrió al botín territorial del Príncipe de los Creyentes. Abd al-Rahman III, Sr. Sala, se ve como el legítimo continuador de esos pactos y por eso les recuerda a los toledanos rebeldes su autoridad sobre ellos con el “spolia” del palacio de los Reyes visigodos, de los que se considera legítimo sucesor.

  • He leído con atención sus explicaciones. En el siguiente y muy reciente trabajo del año 2016 la señora Andrea María Ordóñez Cuevas se manifiesta a favor de sus posición aunque de forma indirecta pues está tratando otro tema.

    https://revistas.uam.es/index.php/emh/article/view/7028/7397

    EL MODELO LEGITIMISTA EN LAS CRÓNICAS

    El ciclo crónistico de Alfonso III es la plasmación física de un proyecto
    político que venía gestándose en el contexto astur probablemente ya desde el
    reinado de Alfonso II. La historiografía coincide al afirmar que en sus
    orígenes el Reino de Asturias se fundamentó sobre la premisa de la radical
    separación con respecto al periodo anterior. Su intención principal era
    convertirse en el referente cristiano por excelencia dentro de la península, es
    decir, imponer su supremacía religiosa frente a la población que se
    encontraba bajo dominio islámico. Y asumir el control ideológico de la
    cristiandad hispana. Con la expansión territorial y la llegada de grupos de
    población mozárabe este sentimiento antigoticista se irá sustituyendo
    progresivamente por la idea de la vinculación con el reino visigodo.
    Tradicionalmente se ha considerado que este cambio de mentalidad
    estaba firmemente asentado ya en el reinado de Alfonso II y que se habría
    impuesto definitivamente en el reinado de Alfonso III desechando cualquier
    otra propuesta política. En los últimos años Isla Frez ha demostrado la
    necesidad de matizar esta afirmación. Considera que la propuesta originaria
    se mantuvo en épocas tardías y que ambas convivieron en el contexto de
    redacción de las crónicas4. Fundamenta su hipótesis principalmente en dos
    fuentes documentales, la Donación de Alfonso II a la iglesia de San Salvador
    de Oviedo
    Y por otra parte algunos rastros de antitoledanismo que se pueden
    encontrar tanto en las crónicas asturianas como en algunas precisiones de la
    Crónica Albeldense.
    “Para Isla Frez la construcción progótica del reino fue
    resultado de una elaboración política vinculada a un pequeño sector de la
    población del reino de origen hispanogodo y mozárabe. Sin embargo, la idea
    originaria estaría muy arraigada en la mentalidad de la población autóctona
    dificultando su completa sustitución. Sólo a partir del reinado de Alfonso II y
    con mayor seguridad en el de Alfonso III se puede afirmar que si bien esta
    idea no había sido superada por completo si que se asiste a la imposición del
    modelo goticista.

  • La legitimidad de los reyes asturianos se habría fraguado en la tardía época de Alfonso III para entroncarlos con los godos y asumir el control de la cristiandad en al Andalus y la expansión territorial en zonas ya muy alejadas de los baluartes cántabroastures sobre tres pilares: la herencia de sangre, la victoria militar y un magister militum carismático e incontestable.

    Tal discurso viene a darle a Vd la razón en cierto modo ya que de ser así el califa de Al Andalus podría esgrimir argumentos de mayor peso que los monarcas astures para arrogarse la gran corona Góthica.

    Dejando al margen la leyenda antivitizana existe otra modificación
    que podría ponerse en relación con la importancia de la sangre como
    elemento legitimador. El esfuerzo por falsear los orígenes de Pelayo y
    Alfonso I para presentarles como miembros del linaje visigodo. Las
    problemática de esta asociación se presenta incluso en las crónicas ya que
    proponen diferentes orígenes para Pelayo. La versión rotense dice que:
    “[…]Pelayo, que había sido espatario de los reyes Vitiza y Rodrigo […]27”
    mientras que en la versión sebastianense: “[…]Pelayo, hijo del antaño duque
    Fávila, de linaje real[…]

    En cualquier caso, la importancia de esta
    modificación no es tanto su representación concreta como el interés que
    demuestra por vincular a este personaje con los círculos de poder del mundo
    visigodo.

    La construcción del personaje de Pelayo, más allá de los acontecimientos
    históricos, tiene una gran importancia en el ideario propuesto por las crónicas
    de Alfonso III. Pelayo cumple una doble función dentro de la crónica, por
    un lado es presentado como un líder político directamente vinculado con la
    monarquía visigoda, tal y como comentábamos anteriormente, y en segundo
    lugar aparece como un caudillo militar, como el magister militum por antonomasia.
    Una característica indispensable en la mentalidad medieval, la
    necesidad de un líder capaz de dirigir los ejércitos con éxito. Encontramos
    todo tipo de ejemplos internacionales que responden a este arquetipo, personajes
    como Brian Boru, reconocido como el primer rey de Irlanda en el siglo
    X, que se convirtió en un mito político al lograr derrotar a los normandos. Su
    mitificación histórica la encontramos en el Cogad Gáedel re Gallaib, una
    obra escrita dos siglos después de su muerte por sus descendientes, con la
    intención de justificar sus aspiraciones al trono. Otro ejemplo, aunque algo
    más tardío, y con un final trágico, podría encontrarse en William Wallace, el
    gran héroe escocés responsable de evitar la conquista inglesa en el siglo
    XIII, cuya historia, de nuevo mitificada, se encuentra en la obra Blind Harry
    The Actes and Deidis of the Illustre and Vallyeant Campioun Schir William
    Wallace

    La escasez de fuentes hace difícil demostrar
    cualquiera de estas premisas de manera categórica, quizás sea necesario
    recurrir a la arqueología o la historia comparativa, poniendo a Pelayo en
    relación con personajes como Brian Boru para poder determinar hasta que
    punto existía un marco político para su actuación o es simplemente una consecuencia
    de las circunstancias generadas tras la conquista.

  • De ser así, una especie de Brian Boru astur “un asno salvaje” como le califican las crónicas musulmanas verdaderamente ganaría muchos enteros el deseo del califa andalusí de presentarse como el auténtico sucesor de los reyes godos y apuntando en esa dirección el matrimonio de Abd al aziz ibn Musa con Egilona la viuda de Rodrigo.
    Pero ya sabemos cómo acabó el intento,acabó con el asesinato de Abd al aziz por orden directa del califa de Damasco Suleimán I y lo que pudo ser no fue quedándose en una simple colonia militar.
    Por el contrario existe una prueba contundente cual es la lápida fundacional de la iglesia de la Santa Cruz en Cangas de Onís en el año 737 , la primera iglesia levantada en la Península tras el desastre del 711 donde se habla de Fáfila hijo y sucesor de Pelayo y de su mujer Froiluba y de sus hijos. Y ésto es un hecho probado que no admite discusión.
    Si el hijo de Pelayo, Fáfila, existió fuera de toda duda,es mas que probable que fuera nieto del famoso dux Fáfila muerto en Galicia y por lo tanto Pelayo tuviera sangre real goda independientemente del origen de su madre que pudiera ser indígena lo cual le conferiría al personaje una doble vertiente como caudillo de los astures y como miembro de la nobleza goda con el rango suficiente para que pueda entroncar con su linaje el del duque Pedro de Cantabria.

  • Está prácticamente probado que el primer caudillo de la monarquía asturiana tenía sangre real goda por vía paterna, que no era un asno salvaje sino uno de los principales del país aún cuando quizás por vía materna o por cualquier otra circunstancia éste tenía una gran autoridad sobre los clanes asturcántabros sobre los que se apoyó para alzarse junto a los restos militares de la facción rodriguista.
    El rey Don Rodrigo fue legítimo porque le eligió el senado, porque la monarquía goda no era hereditaria sino electiva siguiendo su tradición étnica; porque era un jefe militar de prestigio que era lo que requería la situación del momento.
    El clan witizano por error de cálculo o por abierta traición facilitó la invasión norteafricana que convirtió uno de los reinos germanolatinos de Occidente en una colonia militar gobernada desde la lejana Damasco, hecho conseguido a través de una conquista sangrienta a la que siguió un periodo de notable turbulencia.
    Una minoría asiática y sobre todo africana se apoderó del país convirtiendo a los naturales de la Península en parias.
    Siglos de esclavitud y sufrimiento fueron conformando en el mezziogiorno hispano una mentalidad entreguista, un sentimiento fatalista en la masa de la mozarabía que pudiéramos plasmar en los iconos de los jornaleros irredentos o los santos inocentes de Mario Camus.
    Su derrota fue la condena al subdesarrollo perpetuo con algunos escasos destellos de rebeldía como el célebre de Omar Ibn Hafsún o los bandoleros andaluces.

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