La revista Hogar y Arquitectura, una rareza [José Rivero Serrano]

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Hay una historia paralela o una historia posible de los acontecimientos vistos desde el desfile de las revistas coetáneas. Ello es cierto en general, en la Cultura[1], en la Literatura, en la Cinematografía y hasta en la Política. De igual forma podríamos decir de la Arquitectura vista y oída a través de las revistas. Y no sólo en Europa, con sus canónicas L’Esprit Nouveau, L’architecture vivante, Casabella, Architectural design, Ver Sacrum, Stijl, Bauen Whonen. También en España, con sus cabezas colegiales independientes desde Arquitectura activa desde 1918, y renacida un tiempo como Revista nacional de Arquitectura, a los Cuadernos de arquitectura visibles en Barcelona desde 1944. O revistas rompedoras, como Nueva Forma aparecida en 1966 de la mano de Carriedo con el nombre invertido Forma Nueva. El inmueble, para pasar desde 1968 al mando de Juan Daniel Fullaondo; el caso de Arquitectura Bis, de 1974, y el de 1975 con  2C Construcción de la ciudad con Salvador Tarragó al frente. Hasta los casos últimos de El croquis de 1982, o los proyectos de Fernández Galiano en A&V, de 1985, y Arquitectura Viva de 1983.

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Otra cosa posible sería seguir el rastro de las revistas oficiales, con un claro acento propagandístico, desde Colonización, órgano del INC, a Reconstrucción, de 1940, plataforma de la Dirección General de Regiones Devastadas, para pasar por el Boletín de la Dirección General de Arquitectura, que ha merecido un largo trabajo de Víctor Pérez Escolano[2]. Y en ese universo de las revistas promocionales habría que situar a la promovida por la Obra Sindical del Hogar Nacional Sindicalista. Que no deja de expresar una fuerte rareza, en un organismo productor, como se quería entonces, y altamente ideologizado.

Desde el año 1955 y hasta 1977, la Obra Sindical del Hogar y Arquitectura se dota de un instrumento de expresión propia, a través de la revista denominada Hogar y Arquitectura, concebida más como medio de propaganda[3] que como una revista específica de Arquitectura. Por ello Oriol Bohigas, en su texto ‘Tres revistas’[4] daba cuenta de su carácter intermedio. “Hogar y Arquitectura de Carlos Flores era sólo media revista. Las primeras páginas dedicadas a la Obra Sindical del Hogar se redimían con el ejemplo vecino de los pliegos realmente gobernados por Flores, repletos de esfuerzo de divulgación y puesta al día”.

Circunstancia ésta de ser ‘media revista’ reconocida en parte por el mismo Carlos Flores, quien en la misma revista citada reconoce: “Mis propósitos al aceptar la dirección de la revista ‘Hogar y Arquitectura’ se concretaron, antes que nada, en hacer de ella una revista de arquitectura, pretensión no tan perogrullesca como pudiera pensarse ya que, en su primer etapa, la publicación se limitaba a cumplir una misión propagandística y de difusión de la Obras Sindical del Hogar y sus realizaciones[5]. Incluso da cuenta tanto del  control verificado por el Consejo de Administración, como del esfuerzo propio por orientarla en otros cauces. “Por lo que respecta a su ‘ideología’, o línea de orientación, desde un principio me propuse que la revista mantuviera como suyos mis propios criterios. Se trataba pues, de realizar una revista de ‘tendencia’ procurando evitar, en todo caso, posiciones excluyentes o cerradas. Una revisión de aquellos números pondría sin duda de manifiesto cómo la revista se mantuvo siempre abierta a opiniones contrarias y cómo en sus páginas aparecieron una y otra vez, obras claramente situadas al margen de su ideario arquitectónico[6].

educacion-y-descanso-rivero-hogar-y-arquitectura-hombre-de-paloUna revisión de los sumarios de Hogar y Arquitectura, permite entender que hasta el celebrado número 12, de 1957 dedicado al Concurso de Viviendas Experimentales, el contenido es más un escaparate de  las realizaciones propias, referidas no sólo a viviendas promovidas desde la OSH, sino a Parques, Ciudades Residenciales, Complejos de la Obra Sindical de Educación y Descanso  y Casas Sindicales, elementos construidos que también caían en la órbita promotora de la Obra Sindical del Hogar. Será ya en el número 24-25, de 1959, cuando aparezca la firma de Carlos Flores con un artículo dedicado al mueble español, que ampliará dos años más tarde[7].

El texto de Gómez Voigt, producido en el número del centenario[8], sólo advierte que “hasta el número 21, los ejemplares de la revista, contaban con reducido número de páginas…A partir del 32 se hace patente una sensible mejora en la calidad de la revista, como consecuencia de las nuevas y meditadas directrices”. Abriéndose, con posterioridad y con la llegada de Flores en 1962 a otras cuestiones, más allá del relato de las realizaciones de la OSH. Así el número 38-39, de 1962, incorporaba un texto de Moragas sobre el ‘Grupo R’ y otro denominado ‘Treinta años de arquitectura española’. De tal forma que en diversos números de ese momento, el abanico temático se ampliaba a cuestiones como ‘El problema de la vivienda en Italia’, o a Brasilia-Niemeyer, en el número 26 de 1960, que se repite nuevamente en 1961, o con el celebrado texto de Flores ‘Defensa del funcionalismo’[9], que probablemente marque la inflexión referida antes por Flores. Inflexión que incorpora textos y comentarios muy diversos, sobre Louis Kahn, Wright, el ‘Grupo R’, De la Sota, Corrales, Molezún, Oiza, Fisac, Vázquez de Castro, Jean Prouvé o Reyner Banham.Hogar y descanso

Referencias todas ellas, que vienen a trazar lo comentado anteriormente por Carlos Flores. Y que son, por otra parte, estas características tan diversas, las que reflejan la pretensión de Flores, de mantener la revista “abierta a opiniones contrarias y [por ello] en sus páginas aparecieron una y otra vez, obras claramente situadas al margen de su ideario arquitectónico”; circunstancias que nos permiten entender que, ciertamente, la Obra Sindical del Hogar no tuvo su ‘propio ideario arquitectónico’ o su propio ‘Credo visual’, más allá de la lógica productiva de la habitación y del problema del alojamiento popular.

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Ello es patente en el citado número del centenario[10], que pomposamente aparece denominado como ‘La vivienda social en España a través de cien números de Hogar y Arquitectura’,  y que no pasa de producir un saldo de imágenes seleccionadas de desigual interés, con un escueto cuadro de las viviendas realizadas por la OSH entre 1942 y 1971. Perdiendo la oportunidad de verificar una reflexión diferente, como la realizada años antes por el INV en el singular trabajo ‘La casa del español’; que más allá de la ineludible propaganda, trataba de verificar una reflexión sobre diferentes cuestiones relacionadas con el problema de la vivienda moderna. Circunstancia ésta, del vacío del número 100 de Hogar y Arquitectura como reflejo de la  ausencia de su ‘propio ideario arquitectónico’; ausencia que sería extensiva a los restantes Organismos productores de ‘Sentido arquitectónico’ que operaron en el Franquismo.

Visión que en palabras de Carlos Sambricio muestran cómo: “El estudio de la arquitectura realizada en estos años demuestra el sentido ultramontano de aquellos y su incapacidad teórica por generar un modelo propio[11]. No es raro, por tanto que una revista vinculada a la Organización Sindical Española, y por tanto al mundo del oficialismo sindicalista, termine por ofrecer  tal variedad de propuestas e intereses.

Y que acabe su marcha en 1977, con la supresión de la estructura de la CNS oficialista y, su ubicación en el Ministerio de Relaciones Sindicales. Desaparecido el Sindicato Vertical y legalizados los Sindicatos históricos, carecía de sentido el mantenimiento de todo el entramado operativo del viejo sindicalismo. Remitiendo toda la problemática del alojamiento social al reorganizado Ministerio de la Vivienda. De igual forma que la proliferación de nuevas revistas de Arquitectura, desde Jano al Carrer de ciutat, o las ya citadas antes en el filo de lo años setenta, minimizaban el papel de divulgador de las corrientes arquitectónicas.

José Rivero Serrano, arquitecto

[1] PEREZ EMBID F. Revistas culturales de postguerra. Temas españoles nº 215, 1956.

[2] PEREZ ESCOLANO V. La arquitectura española del segundo franquismo y el Boletín de la Dirección General de Arquitectura 1946/1957. AR nº 5, 2008. Páginas 25-40.

[3] AMAYA QUER A. El acelerón sindicalista. Op. Cit. Página 487. Se da cuenta de la aparición de medios como el diario ‘Pueblo’ y las revistas ‘La Voz social’ y ‘Tiempo nuevo’.

[4] BOHIGAS O. Tres revistas. Arquitectura Bis, nº 23-24, Barcelona, julio-septiembre 1978. Páginas 59-60.

[5] FLORES C. Hogar y Arquitectura. Arquitectura Bis, nº 23-24, Op. Cit. Páginas 60-61.

[6] Ibídem. Página 61.

[7] FLORES C. Arquitectura interior, 1959. Decoración, muebles y diseño. Aguilar, Madrid, 1959. El texto citado, no sólo inicia unas entregas anuales similares para editorial Aguilar, denominadas ‘Arquitectura interior’, que llegarán hasta 1965; sino que dedica una sección del libro a la Exposición Universal de Bruselas y un ensayo introductorio denominado ‘Teoría de la casa’. Ensayo ilustrado por el propio Flores e ilustrado de manera inequívoca, por referentes modernos como son Gropius, Le Corbusier o Mies Van der Rohe.

[8] GÓMEZ VOIGT A. Cien números. Hogar y Arquitectura, nº 100. Op. Cit. Página 2.

[9] FLORES C. Defensa del funcionalismo. Hogar y Arquitectura, nº 34, 1961. Páginas 29-32.

Para una revisión del papel crítico e historiográfico de Carlos Flores en la Arquitectura española, vid. LAYUNO ROSAS M.A. La historización de la arquitectura del Movimiento Moderno: Carlos Flores.  En BIEL IBAÑEZ M.P. y HERNÁNDEZ MARTÍNEZ A. Lecciones de los maestros; Aproximación histórico-crítica a los grandes historiadores de la Arquitectura. Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2011. Páginas 203-238.

[10] Hogar y Arquitectura, nº 100. Op. Cit.

[11] SAMBRICIO C. Cuando se quiso resucitar la arquitectura. Op. Cit. Página 19.

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2 Comments

  • Teodoro Sánchez-Migallón Jiménez

    Siempre revelador, Rivero reivindicando esa etapa, poco divulgada y conocida, es interesante volver a revisar esa posguerra, esa autarquia, ese germen del cambio, esa conexión al pasado indagando en los personajes en los que se desarrollaron los grandes arquitectos de los cincuenta, esa generación perdida en la horfandad espacial, supo liberarse del estilísmo y volver al moderno enraizado, entre neo-lenguajes, esos valvuceos del primer Fisac, Oiza y Coderch, tuvieron a Moya, Aburto y otros como eslabones con un racionalismo lejano. Queda mucho por comprender, en ese frío vacío aparente del granito de los cuarenta

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