Escuela de Gimnasia: todo depende del color del cristal…… [Quique J. Silva]

Sucedió en Toledo. 27 D18 Archivo VASIL


Visita oficial a las instalaciones de la nueva piscina cubierta de la Escuela de Gimnasia

El pasado 20 de abril bajo el título San Lázaro las heridas de guerra de un gimnasio centenario  publicábamos un artículo relacionado con la Escuela de Gimnasia. Su contenido fue objeto de varios comentarios, matizaciones, rectificaciones y análisis, desde el punto de vista de uno de los grandes conocedores de la historia de la Escuela, el señor Vinuesa. (ver artículo anterior y comentarios)

La grandeza de la libertad (de expresión) es uno de los pilares que mueven este blog Hombre de Palo, respetuoso al cien por cien, con todos y cado uno de los artículos, reportajes, comentarios, críticas y opiniones que se vierten en esta plataforma digital.

Es una obviedad que “todo depende del color del cristal con el que se mire”, y es otra obviedad que, para unos la botella está “medio llena”, mientras que para otros, la misma botella está “medio vacía”; pero, de todo ello, lo más importante es diferenciar “los hechos” de “las opiniones”.

Y son hechos irrefutables que por parte del Ayuntamiento de Toledo se pagó por unos terrenos que previamente se habían donado. Los beneficios, mayores o menores, de aquella operación ya dependen de la apreciación individual de cada uno.

Por otro lado, es público y notorio, que una parte (desconozco el inventario detallado) de todas las instalaciones deportivas contenidas en los terrenos militares, fueron realizadas con la aportación económica de la Delegación Nacional de Deportes (civiles) que, lógicamente, inventariaba estas dotaciones a la ciudad de Toledo (o al menos este era el argumento que históricamente utilizaban las autoridades deportivas toledanas ante la notable carencia de pistas, piscinas y polideportivos en otro lugar que no fuera la Escuela, de muy difícil acceso para el personal civil).

Cualquier toledano que en aquellos años practicase algún deporte necesitado de instalaciones y equipamientos específicos únicamente podía entrenar en la E.C.E.F. –porque el resto de la ciudad carecía de ellas- y para eso debía cumplir la normativa implantada por la dirección militar del centro (incluido el corte de pelo que puso de moda acceder y entrenar con gorro de lana aunque fuera en pleno mes de agosto; intentando burlar así la vigilancia de los centinelas de reemplazo).

Juegos Deportivos Militares celebrados anualmente en las instalaciones de la Escuela de Gimnasia

Tal vez esta circunstancia fuera lo que provocó la aparición de grandes “fondistas toledanos” como  Gaitán, González, Ortega, Sastre. Ellos, y otros muchos, no necesitados estrictamente de pistas y aparatos, desarrollaban sus entrenamientos fundamentalmente en el pareje libre de “los Pinos de Olías”.

También es un hecho –y probablemente el más importante de todos- que el Ejército Español ha sumado muchísimas cosas a la ciudad de Toledo. Históricamente han conformado un bloque compacto de la sociedad toledana, aportando su punto de vista al desarrollo social, económico y cultural de la ciudad; como lo han hecho, de igual forma, los numerosos conventos y congregaciones religiosas, los comerciantes, los obreros (incluidos los de la Fábrica de Armas), los funcionarios, médicos, enfermeras…… todos; todos en algún momento de nuestras vidas podríamos habernos ido a vivir a Oviedo, o a Madrid o Barcelona… y no haber contribuido, por tanto, al desarrollo de la Ciudad Imperial.

Gracias por sus comentarios. Sin lugar a dudas su rigor y capacidad documental son una referencia en la historia de la E.C.E.F. y en otras muchas historias de esta ciudad.

Le animamos a que nos envíe sus artículos para ayudarnos a conocer y comprender mejor el pasado, como uno de los grandes pilares que nos permita afrontar el presente y construir el futuro.

 

(Archivo VASIL: ver más entradas)

Quique J. Silva

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2 Comments

  • Ignacio Vinuesa

    Estimado Sr. Silva

    Debo haberme explicado mal, pues me resulta difícil comprender que ud. considere “opiniones” los datos y cifras que aporto (todas fácilmente demostrables), y sin embargo sí atribuya irrefutabilidad a sus propias apreciaciones. Lógicamente, el blog es suyo y puede hacer y decir en él lo que le parezca, faltaría más, pero le rogaría que no vuelva a calificarme de subjetivo, cuando –reitero- le he aportado datos y cifras, algo que ud no ha hecho.

    Y cualquiera que sea el color del cristal con que los mire, los datos son que el Ayuntamiento de Toledo pagó 540 millones de pesetas (el acuerdo firmado fue de 605 millones, pero se dejaron por pagar 65) por unos terrenos y unas instalaciones. Incluso restando a la extensión total de la Escuela aquella donada por el ayuntamiento en los años 20 -le recuerdo una vez más que sólo una parte de la extensión de la Escuela eran terrenos cedidos por el Ayuntamiento-, el negocio sigue siendo más que redondo. Y repito también, sin contar el enorme valor de las instalaciones construidas.

    Valga como ejemplo que, únicamente con la venta de los primeros terrenos edificados (entre las calles Corpus Christi y Av. de Portugal) a las respectivas promotoras inmobiliarias, el Ayuntamiento ya se embolsó 40 millones más de lo que pagó por toda la ECEF. Puede averiguarlo cuando quiera. Hay hemeroteca a su disposición. Aquí no caben subjetividades, ni “botellas medio llenas o medio vacías”.

    Continuo: dice ud. (cito textualmente) que “es público y notorio (¡!) que una parte de las instalaciones fueron realizadas con la aportación económica de la Delegación Nacional de Deportes (civiles)”, dando a continuación a entender la injusticia que suponía que, con dinero público y/o civil se costeasen obras que no iban a ser libremente disfrutadas por la población no militar.

    Pues en primer lugar debo decirle que la Delegación Nacional de Deportes no distinguía entre deporte civil y militar, y entre sus cometidos estaba la ayuda a instituciones que acreditaran una labor promotora del deporte, sea cual fuere su naturaleza. De esta manera, también institutos, colegios, universidades, federaciones y clubes recibieron aportaciones económicas para construcción de instalaciones sin estar por ello obligados a abrirlas a toda la población. Esto es como si ud. recibe una ayuda estatal para la compra de su vivienda y alguien le reclama las llaves para entrar en ella cuando le plazca.

    Sí se contempló, en la octava cláusula de la solicitud de ayudas económicas que la ECEF cursó a la DND, la posibilidad de permitir bajo el control de la institución titular, el uso de esas instalaciones a otros centros o federaciones, algo que, por cierto, se cumplió ampliamente.

    En segundo lugar, esa parte de las instalaciones (no el total de ellas) recibieron para su construcción una importante ayuda, pero no el total de su coste, ni mucho menos. Le aclaro para su información que las instalaciones que recibieron ayudas para su construcción fueron la piscina cubierta, el pabellón polideportivo y la cubierta sintética de la pista de atletismo. Estas ayudas económicas de la DND complementaron las partidas presupuestarias de Defensa, posibilitando acometer estas obras entre 1967 y 1974.

    Desconocía el hecho de que la Delegación Nacional de Deportes inventariase las instalaciones de la ECEF como “pertenecientes a Toledo”, cuando en realidad, ni Ayuntamiento ni Diputación jamás tuvieron titularidad sobre estas.
    Supongo que habría que reprocharle a la propia DND este error, o a las autoridades deportivas toledanas, o quizá entender que esta supuesta pertenencia podría responder únicamente a un criterio geográfico, no a una propiedad.

    Pero estas son solo elucubraciones, y prefiero no hablar de lo que no estoy seguro. De lo que sí estoy seguro es de que en ninguno de estos anteriores supuestos, la ECEF tenía responsabilidad ni deuda alguna.

    En cuanto a lo de “raparse la cabeza”, vuelve ud. a intentar convertir la anécdota en historia. No le voy a negar (porque al cabo de los años, el hecho se siguió comentando mucho) la certeza de que cierto director de la ECEF a mediados de los años 70, exigió durante un tiempo a los usuarios civiles de las instalaciones de la Escuela un aspecto acorde a lo exigido al personal militar, llegándose a darse situaciones como las que ud. describe entre los atletas con pelo largo… Lo que resulta injusto es convertir este lamentable hecho en algo habitual, pues no lo fue. En todos los años que entrené en la ECEF -que han sido muchos-, vi a todo tipo de personal civil con pelo largo entrenar sin problemas en la pista, la piscina o los campos de deporte.

    Prueba contrastable de lo que le digo fue que, ante la inminente venta de la ECEF al Ayuntamiento, un numeroso grupo de atletas toledanos firmó un manifiesto de disconformidad y preocupación, ya que consideraban que peligraba la calidad y comodidad con la que entrenaban a diario en sus instalaciones, algo que se aleja bastante de su trágica versión de atletas oprimidos y ocultos bajo un gorro de lana en agosto.

    Y con todos los respetos, ya el hecho de relacionar esta prohibición con el auge de los grandes fondistas toledanos no me parece serio. Gaitán, José Luis González, Romera, Ortega, etc. entrenaban en los Pinos por libre opción, no por haber sido desterrados de la ECEF, como ud. parece insinuar. Grandes entrenadores como Rey, Martín Velasco o Rosique podrán corroborarle lo que digo. El terreno ondulado de los Pinos se complementaba perfectamente con el llano de la pista de la Escuela para realizar diferentes entrenamientos de atletismo, y ambos se compaginaban con total libertad.

    Termino como ud., reconociendo esa innegable aportación de todas las personas y colectivos a la tarea de construir y desarrollar Toledo. Todos han sido importantes y todos han contribuido en mayor o menor medida a ello. Nadie lo pone en duda, por lo que no entiendo esa referencia… supongo que lo dice por lo que escribí en mi anterior post, aludiendo a la importancia que las autoridades municipales de los años 20 intuían en el asentamiento definitivo de un centro como la Escuela de Gimnasia en Toledo, una intuición más que acertada, pues influyó positivamente en la economía local, dio prestigio a la ciudad en un ámbito novedoso -la educación física y deportiva-, formó a personal militar y civil, trabajó en la mejora de la formación física de la población, y a la postre, SÍ resultó un grandísimo negocio, y ud. lo sabe (ese “Santa Rita, Rita, lo que se da…” como cabecera en Facebook de su post, lo dice absolutamente todo).

    No quiero que parezca que tengo algo contra el Ayuntamiento de Toledo. Entiendo que en el proceso de compra-venta de la ECEF intentó obtener –como es lógico- el mayor beneficio, y jugó sus cartas con acierto.

    Le ruego me disculpe lo extenso de esta respuesta. Mi intención era explicarme con claridad para evitar volver a ser tachado de subjetivo y para no tener que volver a intervenir más aquí.

    Un saludo.

  • Enrique Jiménez Silva

    “Prohibido entrar con melena”

    Así figuraba expresamente escrito en los documentos emitidos oficialmente por la E.C.E.F. (Pases).

    Lo que para el señor Vinuesa puede resultar “anecdótico”, para muchos toledanos de la época era el fiel reflejo del carácter restrictivo y arbitrario del acceso a unas instalaciones “accesibles a la sociedad civil que quería practicar deporte y no pasearse”.

    Para entender mejor estas cuestiones históricas (lo queramos o no), conviene no descontextualizar los hechos. En los años a los que referimos el artículo original, Rey estaba aún en pañales, Rosique era uno de nuestros brillantes atletas que sufrían el síndrome del “gorro” y el único que se dedicaba ya a los entrenamientos y a elevar figuras a la internacionalidad era Martin Velasco.

    Respecto al contenido del artículo original, vuelvo a reiterar que, cuando alguien paga (el importe que fuere) por algo que previamente ha regalado, es mejor negocio para el que “vende” que para el que “compra”. Las consecuencias de los movimientos/beneficios inmobiliarios forman parte de otro debate completamente distinto.

    No encuentro que tenga sentido volver a enumerar todos y cada uno de los profundos comentarios y aparentes aclaraciones del señor Vinuesa.
    Solo dejar patente, al hilo de uno de sus comentarios, que aún siendo uno de los editores del Blog Hombre de Palo, no me asiste ningún tipo de arbitrariedad “de propietario”. Bueno sí, una, la de aceptar como línea editorial que cualquier persona pueda expresar sus opiniones de forma educada, correcta y coherente (aunque no necesariamente coincida con la del/los propietarios-editores).

    En las páginas de este Blog se puede entrar con o sin melena.

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