El palacio del Nuncio Nuevo, arquitectura de la razón [José Mª Martínez Arias]

MENTIS. INTEGRAE. SANITATI. PROCURANDAE.

AEDES. CONSILIO . SAPIENTI. CONSTITUTAE. ANN. DOM. MDCCXCIII

“casa construida por sabio consejo para restablecer la salud de la mente.

Año del señor de  1793.”

Tras leer el mensaje escrito en el dintel que da acceso a este edificio, no es casual que en una de las etapas más luminosas de la arquitectura española, -la del neoclasicismo-, se decidiera erigir precisamente el nuevo hospital de dementes por iniciativa del también ilustrado Cardenal Lorenzana en la ciudad de Toledo.

Como una rotunda declaración de intenciones, esta arquitectura de la razón se impone de manera inflexible sobre el demandado programa, y me atrevo a decir que con un interés terapéutico. Si bien la escuela pitagórica empleaba la armonía musical como medio de sanación, o tal vez sea más correcto decir de ordenación, la arquitectura formada a partir de esas mismas relaciones numéricas, ¿por qué no iba a tener un similar resultado? Evidentemente, al contemplarla y recorrerla todos nos dejamos llevar por ella. La exposición a toda forma de orden, es asimilada y aplicada en beneficio de nuestro propio orden interno.

Responder de manera solvente a esa difícil tarea, la de crear un espacio para sanar los cuerpos y las mentes, no puede venir de la mano de cualquiera, es necesario conocer tanto los objetivos como los antecedentes de esta disciplina en la que no solamente podríamos hablar de arquitectura, como ya hemos visto, puesto que se trata de algo que trasciende a su propio significado.

Incluso podríamos remontarnos a Vitruvio, quien ya afirmaba en su tratado que el arquitecto, debía también conocer el funcionamiento de la maquinaria humana y como hacer para mantenerla saludable para evitar la enfermedad. Toda una labor de médicos teniendo en cuenta la necesidad de construir habitáculos para la vida del ser humano. En un presente en el que estamos cada vez más especializados, pero quizás vamos sabiendo menos de todo lo demás, solemos olvidar que la arquitectura se concibe para que en ella habiten esas complejas y muy perfectas maquinas que nos dan forma: Mente y cuerpo como único individuo que deben cohabitar en un microcosmos (adecuado) para su evolución en óptimas condiciones.

Escalera interior como eje del programa

Es aquí donde aparece el protagonista, el Arquitecto alicantino Ignacio Haan, a quien ya conocimos en a través de su obra maestra, el conocido Palacio universitario también bajo el mandato del Cardenal Lorenzana, no obstante la obra a la cual nos acercamos ahora, fue más temprana y supuso el salto de Haan a la primera fila de la Europa ilustrada en materia de arquitectura.

Habiendo tenido como maestros por un lado a Francesco Sabatini, heredero del barroco clasicista italiano, y por otro a Juan de Villanueva, como un precursor de la pureza de una arquitectura nueva de raigambre puramente clásica e hispana, Haan marchó a Roma como pensionado durante varios años. En este largo proceso de formación, el arquitecto pudo definir su personal lenguaje con vías a los futuros proyectos toledanos. De allí volvería un autor con una marcada personalidad que ha sido el motivo de que su obra haya trascendido etapas hasta nuestros días.

I. Haan. Sección del Mausoleo de Santa Constanza, Roma

El Palacio del Nuncio Nuevo, se asienta como pieza límite ante el rodadero abierto a la vega baja, una posición lógica si tenemos en cuenta las necesidades de soleamiento y ventilación de un edificio sanitario intramuros de la ciudad antigua. Analizando de manera esquemática la ubicación de los dos edificios de Haan en Toledo, el Hospital y la Universidad, ya comenzamos a observar una serie de semejanzas que los relacionan entre sí pese a su separación programática y temporal: La orientación de ambos edificios es muy aproximada, los dos presentan su fachada principal al sur y la trasera al norte. Aunque de diferente escala, los dos se conforman formalmente como un volumen único, es decir planta centralizada con un eje principal. Un aspecto llamativo es el de la proporción de estas plantas, apreciamos que a pesar de la diferencia de escala, las dos presentan  proporciones semejantes. En ambos casos la forma prismática genera la totalidad de la construcción, algo que siempre he entendido como una extrusión geométrica de la planta, salvando las irregularidades del terreno, es aquí donde las escaleras nos aproximan a uno u otro edificio.

Emplazamiento de los dos edificios de Ignacio Haan en Toledo. Dibujo del autor.

Examinando el trazado de su planta, observamos la disposición cruciforme entorno a cuatro patios, algo que ya era propio de la arquitectura hospitalaria del primer Renacimiento castellano -observemos el ejemplo del Hospital de Santa Cruz-. Sin embargo las proporciones, ordenación y jerarquía interna de los espacios aparecen casi idénticas aunque a escala mayor en el hospital General de Madrid, trazado por Sabatini y bajo el reinado  del mismo Carlos III. Siendo menos puristas, la articulación de diferentes vacíos claustrales entorno a un cuerpo central sobreelevado, nos evoca inmediatamente el propio conjunto de San Lorenzo el Real en el Escorial del cual sobran todas las presentaciones. Efectivamente, la génesis de los límites de ambos edificios, parte de la misma idea: no es un cuadrado, ni un rectángulo áureo, ni tampoco raíz de dos, la planta se construye a partir de un rectángulo obtenido de la relación entre el lado y la altura de un triángulo equilátero.

Comparación de las trazas: Hospital General de Madrid (Sabatini), Real Sitio de San Lorenzo (Juan B. de Toledo) Arriba. Universidad y Hospital del Nuncio (I. Haan) Abajo.
Planta general del Palacio u Hospital del Nuncio Nuevo.

Esta configuración de la planta va a permitir obtener un volumen centralizado y al mismo tiempo disponer de un eje axial principal que va a desdoblar el programa en dos partes simétricas, una para hombres y otra para mujeres. Es en este punto central donde aparece una sucesión de elementos principales como la escalera y la capilla. En torno a las cuales se emplea un sistema de corredores entorno a los patios que dota de una prodigiosa libertad de recorridos a una planta en apariencia tan rígida.

Observando la sección del edificio, también apreciamos el constante interés de su autor por destacar el valor la planta noble; Tanto aquí como en el palacio universitario, Haan intenta apresurarnos a la primera planta desde el acceso, si en el  palacio Universitario ya lo hace desde la propia calle con una monumental escalinata doble, aquí la escalera imperial que conduce al plano principal, se concibe como una continuación de la escalera exterior que emerge en la calle. Posiblemente este aspecto venga reforzado por la intención de generar una fluidez de recorridos completa, no solamente en una planta, sino en la relación en altura. El cuidado de las proporciones y de la geometría sigue presente en la sección, por ejemplo, podemos valorar como en los patios la relación entre altura, anchura y profundidad es la misma, generando cuatro patios como  cubos geométricos perfectos sustraídos del volumen inicial.

Secciones Transversal y longitudinal

Las fachadas exteriores, de fuerte influencia villanoviana, presentan una severidad formal tan propia de la arquitectura española que no siempre ha sido bien comprendida en el panorama europeo. Elementos estructurales en piedra berroqueña marcando las líneas de imposta, arranques de muros con sus peculiares y escalonadas esquinas; se ven afianzados por el peso las cornisas que van a dotar a estos edificios de un carácter horizontal y estereotómico. Si cabe señalar un elemento protagonista en el aspecto exterior de este proyecto, ese es sin duda la cornisa, la cual recorre todo el perímetro de la pieza con su vocación de expansión al exterior y que no en vano recuerda en gran medida a la gola empleada  como remate en la arquitectura egipcia que tanta importancia recobraría en el neoclásico.

El contrapunto a tanta austeridad y rigidez, lo aportan los entrepaños de fábrica, con la calidez de los posibles tonos tierra de sus revocos, la sensación resulta armónica y equilibrada. La repetición del esquema de los vanos nuevamente se asocian con Herrera y Villanueva y dotan al volumen exterior de un carácter isótropo que solamente se somete ante el eje axial.

La fachada principal, dando a la calle del Nuncio Nuevo, presenta en el centro de este eje una escalera a modo de crepidoma templario que nos acerca a un intencionado pórtico dístilo in antis, de un orden toscano en el nivel inferior y jónico en el cuerpo superior, este cuerpo central queda rematado por el escudo de armas de Lorenzana, un elemento todavía de un gusto barroco que destaca notablemente sobre tanta austeridad del conjunto. Es en este dintel de acceso donde el mensaje latino nos narra el cometido de este lugar.

El alzado posterior, abierto a la vega, bien podría considerarse el más principal de los dos, ya que su presencia sobre la vista de la ciudad se hace notable por su ubicación elevada. Tal vez por esta razón es la fachada más decorosa, la la misma organización de estructura y vanos, pero coronado todo ello con una elegante loggia que aligera el conjunto y genera un sutil contraste de luces y sombras de indudable acento italiano.La intención de acercarnos hoy a este edificio, no solamente ha sido para revalorizar una obra de gran calidad dentro de su etapa histórica, sino para también destacar sus valores más personales y su capacidad de trascender tanto los siglos como las necesidades sociales a lo largo del tiempo. Es por tanto esta una obra universal que  sea cual sea los futuros usos que le deparen, siempre tendrá la generosa capacidad de estar a nuestra disposición. 

Tras su cambio de uso en los años ochenta, el edificio alberga hoy la Consejería de Economía y Hacienda de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

 

 

José María Martínez Arias. Arquitecto por la EAT

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2 Comments

    • José María Martínez Arias

      Muchas gracias por el comentario Jesús,

      Parte del interés de esta obra es precisamente el hecho de haber “pasado desapercibida” ante el conocimiento popular sobre otros edificios. Es justamente su contención y sencillez lo que la distingue del tipo.

      José Mª.

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