¿Vuelven las Saturnales? La paganización de la Navidad [Jorge Morín]

Saturnales Ou L’hiver (1783) por Antoine Francois Callet. Museo del Louvre. (Ilustración Mercedes Juan)

Las “Navidades” están llegando a su fin después de más de un largo mes de festejos y fastos de todo tipo. Solo queda la celebración de los Reyes Magos, que el año anterior estuvo teñida de polémica al reflejarse en las cabalgatas de muchas ciudades españolas las nuevas realidades sociales –p.e. Magas x Magos en Madrid-. Lo que ocasionó no pocos disgustos a los infantes expertos en teología y patrística.

La festividad de la Navidad desde una óptica cristiana se trata de una de las celebraciones más importantes, junto con la Pascua de Resurrección y Pentecostés -. Ésta se limitaba a celebrar el nacimiento de Jesucristo en un portal de Belén el día 25 de diciembre y daba lugar el “tiempo” de Navidad ligado a otras celebraciones –Sagrada Familia; Solemnidad de María, Epifanía y el bautismo del Señor, con lo que se acababa este período-. En estos últimos años en nuestro país, y en general en todo el mundo occidental e, incluso, en otras culturas, se ha ido extendiendo a otras celebraciones que poco o nada tienen que ver con este natalicio. Así, son habituales los viajes para ver la inauguración de las luces de Navidad en las grandes urbes como Londres o Nueva York, así como visitar los mercadillos navideños de las ciudades centroeuropeas, donde se consumen todo tipo de alimentos ligados a estas fechas, regados con abundante vino caliente especiado. Estos fastos se llevan ya al mes de noviembre y poco tienen que ver con lo religioso, sino que va ligado al consumo de las sociedades capitalistas postmodernas. A estos rituales les hemos ido sumando las cenas de Navidad con los compañeros del trabajo; de los colectivos a los que uno pueda pertenecer; compañeros del colegio, instituto, universidad, etc. Los empachos gastronómicos continúan con las celebraciones más familiares de la Nochebuena, Navidad, San Sebastián, Papa Noel…que culminan con la etílica celebración del Fin de Año, corriendo previamente la San Silvestre local para desintoxicar un poco, y la comida de año Nuevo, ésta precedida de la Marcha Radezky, los saltos de trampolín….

Todo este batiburrillo de complejos rituales ligados a la ingesta continuada de comida y bebida o la compra continúa de todo tipo de objetos y artilugios electrónicos, en la mayoría de los casos no tiene nada que ver con el nacimiento del niño Dios en Belén hace más de dos mil años. Este continuo festejo cada vez tiene más parecido con la celebración de las Saturnales romanas –Saturnalia-. Ésta fiesta mezclaba diversas celebraciones –En honor a Saturno, dios de la agricultura; al triunfo; el solsticio de invierno, etc.- fueron las más populares de Roma. Se iniciaban el 17 de diciembre y se prolongaban durante siete días siendo habituales los intercambios de regalos, las comilonas, la fiesta continúa…Se permitía el juego y la sátira, además era habitual que los señores de la casa sirvieran la mesa de sus esclavos, produciéndose una inversión de papeles en la sociedad. Los esclavos eran agasajados por sus amos y a éstos se les permitía burlarse de ellos. En suma, nuestras celebraciones de final de año parece que cada vez más van tiñéndose de una vuelta a la celebración pagana, teñidas de excesos y desmesuras. Con el engalanamiento y adorno de las casas, los regalos, las bromas…la ingesta continúa de alimentos y bebidas, etc.

El cristianismo, a la vez que muchos sectores conservadores de las sociedad romana, no vieron con buen ojo estos tiempos, y las Saturnales fueron sustituidas progresivamente por las festividades cristianas, la más importante el nacimiento de Jesucristo, el mismo día que se celebraba el Sol invictus. Hoy día, las sociedades occidentales parecen haber recuperado con total vigor, y de una manera inconsciente (?), la fiesta pagana. Las Saturnales vuelven con fuerza y recobran su vigor perdido a lo largo de los siglos. Los historiadores y arqueólogos hablaríamos de la pervivencia de los antiguos ritos que habrían sido mantenidos en secreto por unos pocos iniciados. Lo cierto, es que de manera consciente o inconsciente, las Saturnales han llegado hasta nosotros de nuevo para quedarse.

La saturnalia finalizaba en el mundo romano con la reposición del orden social, los amos volvían a ser amos y los esclavos volvían a ser esclavos. La nueva saturnalia posmoderna de nuestro siglo XXI parece imitar también en esto a la clásica. Recuerda querido lector que tras finalizar la fiesta y recuperarnos de la “ebriedad” que la envuelve,  vuelve la esclavitud, de la que sólo nos libera la muerte (S.T.T.L*).

Jorge Morín de Pablos, Doctor arqueólogo.

*NdT:  Sit tibi terra levis

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