¿No queréis caldo? ¡Pues tomad dos tazas¡ De la Vega Baja a la Peraleda [Jorge Morín]

El 26 de junio de 2006, el que fuera presidente de Castilla-La Mancha, D. José María Barreda anunciaba la paralización del proyecto urbanizador en Vega Baja tras reunirse en el palacio de La Moncloa con el entonces presidente de la nación José Luis Rodríguez Zapatero, lo que propiciaría la declaración de parte de ese espacio como Bien de Interés Cultural -B.I.C.-. Barreda justificó su decisión con las siguientes palabras: “No permitiré que se urbanicen los terrenos de la ciudad visigoda. Se convertirán en un parque arqueológico…” (M. Cebrián. ABCToledo, 31/07/2016). Han pasado más de 12 años, y millones de dinero público dilapidados sin que se haya logrado hacer visitables esos espacios arqueológicos. Un paisaje suburbial de la ciudad romana, con el circo y las necrópolis romanas, visigodas, islámicas, medievales…; un territorio periurbano donde estaba situada la basílica de santa Leocadia, el panteón regio visigodo, así como otros palacios de las élites godas; un amplio poblamiento islámico, así como numerosos vestigios medievales, modernos y contemporáneos…lo más grave no ha sido esa incapacidad de trasformar un paisaje cultural ligado de forma indisoluble a Toledo, sino que los restos arqueológicos se destruyen cada año que pasa y más grave aún, las “mordidas” urbanísticas que se le dan a ese espacio, perdiendo su comprensibilidad.

Primera taza, la Vega Baja

Continuar leyendo

Vega Baja I, diagnóstico, once años de… reflexión [José Ramón de la Cal]

En la Vega Baja de Toledo hay un circo romano del siglo primero. A su espalda está el colegio Carlos III, por encima, atravesando la calle del mismo nombre, encaramada, la Venta de Aires; allí asoma el arco central del circo conviviendo con contenedores de basura y un centro de transformación, más abajo está la ermita del Cristo de la Vega, los restos de un camping abandonado, también el río Tajo, ahí al lado, oculto, pareciera esconderse de la vergüenza de ir sucio y desnudo de agua, una senda que lo recorre; la Fábrica de Armas, hoy campus universitario, un puente que cruza al parque de los Polvorines, los viveros forestales, un conjunto de viviendas con una clínica, San Pedro el Verde aislado en una península, el Poblado Obrero, la plaza de la Calera y una escuela de amplios porches; a oeste, la traseras del barrio de Santa Teresa, una iglesia de hormigón, aparcamientos tiznaos de negro que disuaden, el colegio de las Carmelitas sobre los restos de un teatro romano y terminada la vista de 360,º el Campo Escolar con sus pinos carrascos centenarios. Todos estos elementos rodean un espacio vacío que custodia en su suelo un suburbium, parte de la explicación a esa etapa oscura de la historia de la ciudad, el alto medievo, donde la cultura clásica fue reemplazada por la imposición y pugna de las dos grandes religiones monoteístas que acabarían dando forma a la ciudad. Continuar leyendo