El artificio de Juanelo [Julio Porres de Mateo]

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En el siglo XVI la ciudad de Toledo se embarcó en una de sus grandes renovaciones urbanísticas profundas. El deseo real de aposentar una corte alrededor del nuevo gran palacio del Alcázar, el esfuerzo municipal de mejorar los accesos y reformar las puertas, para que desapareciera una imagen medieval demodée, la fuerza económica de la iglesia local, con el arzobispo primado al frente para crear los mejores edificios capaces de servir para el culto y para al ejercicio de la caridad, sumados todos con un cuerpo de intelectuales y artistas de todas disciplinas lograron una nueva imagen de la ciudad capaz de figurar a la cabeza del mundo. Cuando el rey Felipe II cambió de opinión y sacó a la corte de un Toledo que, a pesar de lo mucho hecho, resultaba de difícil transformación para llegar a la ciudad que deseaba, quedaron muchas y buenas reformas en uso. Algunas, sin embargo, terminaron por desaparecer, pues su sostenimiento superaba los recursos de una ciudad en decadencia cuando desapareció su comercio y su industria en los dos siglos siguientes. Continuar leyendo