Raimundo I “El Conciliador” [Quique J. Silva]

Sucedió en Toledo. 08 D19 Archivo VASIL


Raimundo de Pablos, en su estudio toledano, preparando una obra probablemente para la Bienal del Deporte.

No vamos a descubrir aquí y ahora, que la Escuela de Artes fue una cantera de jóvenes toledanos, que tras su paso por las aulas de dibujo, pintura, escultura, grabado, esmalte…..decidieron vivir “por amor al arte”.

La Escuela, incluso, se ha venido alimentando a lo largo de los años, de alumnos que, con el paso del tiempo, volvieron a sus aulas como profesores.

La Escuela, también, propició los grandes y pequeños movimientos artísticos de la ciudad. Una “ciudad de provincias” que en los años setenta emergía al mundo del arte contemporáneo a través del Grupo Tolmo.

Y uno de sus fundadores, criado en el alma de la Escuela de Artes, fue Raimundo de Pablos. Pintor y persona; que aunque parezca una obviedad, en el caso de Raimundo se hace especialmente destacable por su carácter afable, amable y conciliador. 

En 1971, junto a Eduardo Sanchez-Beato, Paco Rojas y Luis Pablo Gómez de Vidales, Raimundo, con 21 años, participó activamente en lo que luego supondría un trascendental movimiento artístico de la ciudad y al que se fueron sumando las vanguardias locales del momento: Jule, Aroldo, Kasue, Cruz Marcos, Giles o Villamor, entre otros.

Aroldo, era de origen Suizo; Kasue venía de Japón, y a juzgar por la foto del Archivo Vasil que hoy reproducimos, podríamos pensar de Raimundo de Pablos venía de Méjico, ¡pues no! De Pablos procedía de una casa familiar situada en la plaza de Valdecaleros, en pleno corazón del barrio judío toledano; muy próximo a la Escuela de Artes y en la misma zona (Ayuntamiento-Santa Isabel) donde luego se ubicaría la galería y sede del grupo Tolmo.

Nadie puede poner en duda que nuestro “bigotudo pintor” llevaba en el ADN su toledanía más auténtica.

Exposición de retratos y otros dibujos en la sala de la Caja de Ahorro de Toledo

Sin embargo, fue de los pocos que, manteniendo sus raíces, quiso, pudo y supo saltar las fronteras locales, provinciales y nacionales. Su etapa internacional le llevó por Florencia, el Egeo, Grecia, Turquía, Libia, Egipto….. para ser los años setenta, este toledano era la envidia de todos sus compañeros y amigos. Aparecía y desaparecía como el Guadiana.

Y así continuó su vida “ni contigo ni sin ti”. Paso por Toledo pero me marcho a Cuenca una temporada. Vuelvo pero marcho a Madrid……

El devenir de su vida artística le ha ido trayendo por Toledo, de vez en cuando, para ir exponiendo la obra del momento. Siempre y en su conjunto, limpia, suave y transmisora.

Este es nuestro recuerdo, Raimundo. Este es también, para ti, nuestro pequeño homenaje para una de las  personas que ha vivido su toledanía más allá de la Puerta de Bisagra.

Si algún día (Dios no lo quiera, por tu bien) te hicieran rey, serías conocido con el sobrenombre de Raimundo I el Conciliador.

(Archivo VASIL: ver más entradas)

Quique J. Silva

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3 Comments

  • Hilario

    Me alegra mucho saber de Raimundo. Fue amigo mío y su familia era amiga de la mía.
    Tenemos dos cuadros suyos: un precioso bodegón “a lo zurbaran” y un espléndido retrato de una de mis hermanas. Gracias!

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