Murió “La Señora” [Quique J. Silva]

Sucedió en Toledo. 38 D18 Archivo VASIL


Murió la Señora.

Con la misma elegancia que vivió; con la misma ternura que imprimió a todas sus canciones, María Dolores Pradera nos dejó un 28 de mayo, de este mismo año.

Titulares de un día, comentarios breves al cierre de los informativos y una película en “Cine de Barrio”, en el mejor de los casos.

Nada de especiales, ni recopilatorios, ni entrevistas de archivo; ni por supuesto homenajes relevantes. Murió como vivió, como una Señora de la vida y de la canción.

Y a lo largo de esa vida, también pasó por Toledo. En numerosas ocasiones formó parte de la programación de los Festivales de España, que se celebraban en la Plaza del Ayuntamiento.

Para los más jóvenes, recordaremos que esos Festivales de España eran un “invento oficial” a caballo entre el Ayuntamiento y la Delegación Provincial de Turismo. Como históricamente ha sido, estos Festivales trataban de atraer la atención no solo de los toledanos; sino también de los visitantes. La marca “España” debería servir de atractivo para visitar Toledo y ver a las mejores estrellas musicales y escénicas del momento.

De aquellos Festivales creo que nació (y si no que me corrija algún superviviente de los carpinteros municipales de aquella época) el escenario y graderío que luego “sentó cátedra” en los ámbitos de las estructuras escénicas.

Fue -repito-, creo recordar, la primera vez que una estructura de tubo de hierro cuadrado conformaba un gran escenario que, además, respetaba los jardines y la fuente de la plaza sobre los que se montaba.

A nivel prácticamente de suelo, una plataforma -también de hierro rematada con tableros de madera- se desplegaba la orquesta, cuando el espectáculo lo requería.

Complementaba el montaje una estructura también novedosa para aquellos años, finales de los sesenta y primeros de los setenta. Hecha a medida, permitía establecer tres niveles de graderío con una visibilidad absoluta. Eso sí, todo ello rematado con las “sufridas sillas plegables de madera” que tanto daño han hecho al espectáculo en esta ciudad.

Pues sobre aquel entramado de hierros, pletinas, tornillos y maderas, los toledanitos de entonces teníamos la posibilidad de ver espectáculos de primerísimo nivel y entre ellos -¡cómo no!- los acordes de las guitarras en manos de “los Gemelos” y la dulce voz de doña María Dolores.

A la que nunca nadie se atrevió a llamar ni Lola, ni Loli, ni Mari, ni María…… por algo sería.

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Quique J. Silva

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0 Comment

  • Pedro Toledo

    Pues yo también voy a sacar un poco de pecho, a la Señora la contrató mi padre, Pedro Toledo Martínez, siendo concejal de festejos del Excmo. Ayto. de Toledo.

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