“LIRIFORMAS” de Juan Antonio Villacañas [Quique J. Silva]

Sucedió en Toledo. 20 D18 Archivo VASIL


Juan Antonio Villacañas, poeta toledano.

Coincidiendo con el aperturismo social y económico, que se inició en España en la segunda mitad de los años setenta, el mundo de la cultura constituyó uno de los principales abanderados de la mano de todos aquellos creadores literarios que habían permanecido, durante más de cuarenta años, en el anonimato oficialista.

Los versos hasta entonces malditos y clandestinos de Alberti o León Felipe, entre otros muchos, empiezan a reeditarse, ya con el Deposito Legal que da fe de una nueva etapa literaria.

Mientras tanto, en nuestra pequeña capital de provincias, en un Toledo aún por despertar definitivamente al mundo democrático, un poeta, un vecino y funcionario municipal para más señas, trata de romper con los modos más atrevidos de la poesía “moderna” y lanza al mundo sus “Liriformas”.

 

En 1976 la sala de exposiciones del Palacio de Benacazón, de la antigua Caja de Ahorro Provincial de Toledo, acoge la última creación del poeta toledano: el libro titulado “Testamento de Carnaval”, cuya particularidad es una nueva forma de comunicar los pensamientos y reflexiones poéticas de su autor .

Juan Antonio Villacañas, segundo por la derecha, al lado de dos directivos de la Caja de Toledo: Víctor Sánchez-Beato y Sandalio de Castro. Junto a ellos Clemente Palencia, Félix del Valle y Manuel Romero Carrión.

Liriformas -relata Juan Antonio Villacañas- es una sola cosa, porque, aunque parezcan dos, ambas han nacido y crecido simultáneamente, inseparablemente unidas hasta ser una sola. Creo que, con ello, -sigue declarando el poeta- trazo un camino más rico y despejado para llegar a los demás, y para que los demás arriben al poema con más facilidad. Es un libro de versos que se expone libremente, y donde cada página se “contempla” sin un “riguroso” orden de lectura, sin que se haya elegido previamente, al no ser un libro que se tiene en la mano, que se puede empezar por la primera, abrirle por cualquier sitio o buscar una página determinada”.

Aquella exposición vino después de otros 17 libros que la precedieron, hasta completar entre 1952 y 2016 un total de 38 libros de poesía publicados.

En esta primavera “librera” hemos querido acordarnos de los poetas, de los trasgresores, de los avanzados, de los incomprendidos y de los premiados, de los oficialistas y los contestatarios; de todos los que, de una u otra forma, han logrado colocar “sus letras” en la gran montaña de la literatura española.

Villacañas tiene, entre otras muchas distinciones, una calle y una medalla de la ciudad.  Que los toledanos conociéramos mejor sus obras completas, ya sería la “releche”.

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Quique J. Silva

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