La felicidad de “Los 14” [Quique J. Silva]

Sucedió en Toledo. 27 D19 Archivo VASIL


Efectivamente, la mayoría de las veces, “una imagen vale más que mil palabras”. La felicidad de esta familia tiene su explicación; “el hombre de la casa”, con la ayuda del “ama de casa” consiguió acertar una quiniela de 14 que les reportó un premio de dos millones de pesetas, de las de 1969. 

El relato de aquella noticia comienza con el “chivatazo” que alguien da sobre un boleto premiado en el barrio de Santo Tomé. Maite (Archivo Vasil), cámara en ristre, se dirige hacia la casa de don Conrado de Pedro Viejo en la calle de la Campana, donde se supone obtendrá la información que busca. Allí no hay nadie. Muy lejos no pueden andar y efectivamente consigue dar con los premiados en el domicilio cercano de un familiar. Allí, todos festejan el acierto y sobre todo la suerte de don Conrado.

“Yo rellené una columna y mi señora otra -declara- lo mío fue intuición, mi esposa las rellena tirando un dado”. La columna premiada es la de la intuición. Don Conrado comprobó, como todos los domingos, los resultados pero solo le salieron 12; menos mal que el lunes por la mañana -con el sosiego que da haber dormido- repasó nuevamente el boleto y se dio cuenta que eran 14 los aciertos.

El boleto 127.700 había sido depositado en el estanco-librería de Santo Tomé. Desde el Patronato de Apuestas de Toledo les comunicaron que, esa semana, el premio de los catorce estaba dotado con dos millones de pesetas.

La primera pregunta inteligente que se hacía (y se sigue haciendo) en estos casos es ¿qué harán con el dinero? Lo que ya no es tan tópico es la respuesta de doña Teresa: “contarlos todos los días para que no me falte ningún billete”.

Otros miembros de la familia apostaban más por algún capricho y, sobre todo, un piso; que en aquellos años ya era una de las ambiciones de cualquier familia.

Pero la escena no estaría completa si no describimos el personaje de la derecha. Aunque parece de la familia -al verle la misma cara de felicidad que al resto- su atuendo, rematado con una corbata oscura, nos da la pista. Sí, han acertado, se trata del “banquero” (en este caso del “cajero”) de turno. Con la misma avidez profesional que la fotógrafa Maite, ha localizado a los premiados para llevar a buen recaudo los billetes que la señora quiere contar todos los días.

Se trata de Carlos Martín, empleado de la Caja de Ahorros Provincial de Toledo, que a lo largo de su vida profesional desarrolló, con mucho acierto, varias responsabilidades en la entidad provincial.

La escena ya está completa. Conrado muestra el “boleto premiado” entre la algarabía de su familia; Carlos, atento, es testigo de excepción. 

Ahora, solo nos queda hacer un nuevo llamamiento popular para intentar localizar a los más jóvenes de la foto y que nos cuenten cual fue, realmente, el final de este episodio donde la suerte llamó al número 10 de la calle de la Campana.

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Quique J. Silva

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