¿Dónde está la puerta del Taller del Moro? [Lope González Palomeque]


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En arquitectura el trabajo de rehabilitación consiste en devolver al uso aquellos espacios que el paso del tiempo ha transformado haciéndolos inservibles o desfigurándolos. Para obtener un buen resultado hay que acertar en varias cosas: estructura, forma, función y contexto. Hay que resolver aquellos problemas que pudieran afectar a la estabilidad, la estructura. También hay que devolver en la medida de lo posible la visibilidad de los elementos ornamentales y materiales con que se construyó la arquitectura y el tiempo enmascaró. Desde el principio debemos comprender cuál fue el uso y cómo el programa previsto reforzará lo existente. ¿Cómo se pensó, cómo funcionaba y cómo se re-habitará? Entender el lugar y el entorno social y cultural es imprescindible. La estructura y la forma tienen una relación inseparable con la función que hacen de la arquitectura un testigo fidedigno de la historia. El proyecto de rehabilitación es un trabajo complejo y difícil. Habitualmente se echa de menos un buen estudio documental e histórico que ayude al arquitecto a tomar las decisiones más acertadas antes de iniciar las obras.

Lo que hoy conocemos como Taller del Moro es un ejemplo de arquitectura civil hispano-musulmana del siglo XIV, parte de un conjunto más amplio que hoy desconocemos. Un fragmento urbano con similar sistema compositivo al de la Alhambra: concatenación de patio rectangular y nave estrecha situada en uno de los ejes de simetría. Un salón tripartito, con una sala central alargada y alta (tarbea) y habitaciones en los extremos (iwanes o alhanías). Organización espacial que se refleja en su volumetría y materialidad, construida con dos muros de carga atados en los laterales que se elevan para recoger la cubierta a cuatro aguas de la sala central y la cubierta y tambor octogonal de las habitaciones o alcobas laterales. El ornato son principalmente yeserías con decoración geométrica, cúfica (caligrafía árabe) y de ataurique (geométrica); son de influencia nazarí mezclada con la tradición local. Fue sala de honor, el palacio más granadino de Toledo y tuvo desde su origen una importante función de representación. De aquí la importancia de la puerta y la secuencia de acceso.

Puerta Taller del Moro

La puerta es un elemento de composición de la arquitectura identificable normalmente por su tamaño, más grande que el resto de huecos. También por su localización, en la arquitectura de tradición clásica coincide con alguno de los ejes geométricos de la planta. Por su ornato, la puerta suele ser objeto de mayor esfuerzo decorativo y ornamental. Y quizás el signo más elocuente de identificación de la puerta en una arquitectura de representación sea la orientación. Lo normal en este caso es que la puerta esté en un alzado soleado y con perspectiva, distancia. La luz del sol revela la puerta a través de las sombras que arroja la forma y la perspectiva la hace muy visible y perdurable en la secuencia temporal de acceso. La puerta nos anuncia desde lejos la importancia del espacio que alberga, hace sentirse pequeño al que llega y grande al que recibe, pura técnica de representación escenográfica del poder. Son criterios compositivos que de diferente forma ha utilizado la civilización desde las primeras arquitecturas hace ya más de 5000 años.

El Taller del Moro había permanecido en el olvido absorbido en el tejido urbano hasta finales de los años cincuenta del s. XX, cuando se acometieron los primeros trabajos de restauración. Una intervención historicista propia del contexto cultural del momento. Es en este momento, apenas hace cincuenta años, cuando se cambia la puerta pasando de entrar desde el jardín a poniente a entrar desde el callejón, a norte. Esta situación se reforzó cuando el Palacio de Fuensalida, convertido en sede de la Presidencia de Castilla-La Mancha, ocupó con usos domésticos el patio-jardín y se obturó la relación del Taller del Moro con éste.

Imaginemos por un momento que un día al regresar a nuestra casa tras atravesar el umbral de la puerta, en vez de encontrarnos inmediatamente con los espacios destinados a cocina o estar, entráramos directamente al dormitorio principal. ¿Sería la misma casa? Algo parecido ha sucedido en el Taller del Moro con las intervenciones más recientes.

Hoy las “Obras de rehabilitación arquitectónica del Taller del Moro”, consolidan el error de dar la vuelta al espacio haciendo “principal” lo que fue en su origen trasera, entrando en contra de la luz, de la razón.

Lope González Palomeque

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