Diario alegre de un encierro triste. Día 18 [Quique J. Silva]

@Jesús Gómez-Escalonilla Sánchez-Infante. Diario alegre de un encierro triste. Día 18

¡Menudas greñas!

En tiempos de crisis nos ponemos más profundos y trascendentales.

Olvidamos con frecuencia la importancia de lo cotidiano (menos de lavarnos las manos como si fuéramos cirujanos).

Cada mañana me miro al espejo (no me sobresalto porque ya estoy acostumbrado a verme) y digo: ¡menudas greñas! Tendría que cortarme ya el pelo, pero no puedo salir; además, para qué si las peluquerías están cerradas.

A grandes males, grandes remedios.

@Antonio Esteban Hernando / D18 del Diario alegre de un encierro triste

He puesto a cargar una maquinilla que me regalaron hace años y que solo uso en verano, para arreglarme los pelos del pecho y la espalda, con la sana intención de no herir la sensibilidad del resto de bañistas de la piscina de mi “urba”.

Todo dispuesto: peine, bolsa de la basura a modo de poncho, tijera para las patillas y una banqueta frente al espejo. ¡Vamos, que solo me falta una revista con las últimas genialidades de Belén Esteban!

  • ¡Cariño, ya estoy listo!

Y “mi cariño” ha venido. Después de advertirme sin reparos, “haré lo que pueda”, ha ido recorriendo mi cabeza como si de una finca de secano se tratase. Por delante, por detrás, a un lado y al otro. Las patillas…. y listo.

A la vista de los resultados, muy alejados de las filigranas de los jugadores de la NBA, solo he podido exclamar:

  • ¡Gracias cariño!, por tu voluntad.

¡Ahora salgo a comprar con gorra!

Objetivo del día: Aprender a cortarme el pelo.

Y mañana será otro día.

Quique J. Silva

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