De aquellas plantaciones… estas arboledas [Quique J. Silva]

Sucedió en Toledo. 26 D18 


Casi ningún niño, o muy pocos, pensábamos en aquel momento que aquello sirviera para algo. Se trataba más de una excursión, de una actividad al aire libre, de un acto de ocio, que realmente de una aportación al ecosistema del planeta. Plantar un árbol se convertía en un recreo infantil sin más ánimo que el divertimento y la novedad. Sin embargo, 45 años después, aquellos plantones de pino, encina o incluso olivo, han crecido a la par que nosotros y, casi sin darnos cuenta,  hemos contribuido a que en la actualidad, algunas arboledas de la ciudad y su entorno deban su origen y su vida a aquellos “días del árbol“.

El Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) junto al vivero de la Diputación Provincial eran los responsables de proveer y promover la plantación de árboles en nuevas zonas y áreas de expansión. Los técnicos determinaban cuáles eran las especies más idóneas. No había directriz europea que obligase a una u otra especie arbórea. De oficio, en aquellos años setenta se plantaron miles de pinos, encinas, algún roble e incluso pequeños olivos que hoy, sin ir más lejos, se pueden ver crecer en algunos parques toledanos.

Coincidiendo con el final del invierno y principio de la primavera, colegios, asociaciones, instituciones militares y todo aquel que quisiera participar desinteresadamente, podía plantar su árbol, o sus árboles. Los responsables técnicos marcaban y preparaban la zona para que a la llegada de los escolares todo estuviera a punto.

Pero no solo se trataba de actividades escolares o asociativas; también las instituciones militares de la ciudad cumplieron con su labor repobladora principalmente en las áreas de la Academia de Infantería y sus campos de maniobras.

En aquella época, una de las zonas más repobladas era lo que luego se denominó zona de contacto entre Santa Bárbara y el Polígono Industrial. Algunos ejemplares fueron arrancados para levantar el Centro Comercial Luz del Tajo y el Parque Fusión. No obstante, la inmensa mayoría de aquellos terrenos aún conservan intactos los árboles crecidos de aquellas operaciones colectivas y educativas.

A nivel asociativo, uno de los colectivos más identificados con estas plantaciones masivas de árboles fue la Cruz Roja de la Juventud, que dentro de su programación anual, coordinó durante varios años la participación propia y la de muchos centros escolares de la ciudad.

¡Seguro que merece la pena potenciar este tipo de campañas!

Sí, es muy difícil encontrar ahora una zona próxima a los colegios, libre de hormigón, a la que poder llevar a los niños y animarles a la plantación de árboles.

Sí, es preceptivo que los padres den su consentimiento por escrito para que sus hijos no quebranten la Ley de Prevención de Riesgos Laborales empuñando un azadón.

Sí, es muy difícil que algún padre o madre, en un alarde de proteccionismo, no denuncie a los organizadores por “explotación infantil”.

Sí, ahora es todo mucho más difícil. Tal vez por eso, precisamente ahora, merezca mucho más la pena plantar un árbol. Así, en el futuro, los adultos se sentirán también orgullosos de pasear junto a los arboles que ellos algún día plantaron.

Y luego vendrán otros, y otros y otros … siempre que queden espacios en los que poder plantar, ¡claro!

(Archivo VASIL: ver más entradas)

Quique J. Silva

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3 Comments

  • Jose-Antonio Marín

    Recuerdo muy bien aquellos tiempos, cuando la creación del Polígono Industrial fue motivo de discusión entre algunos sectores de la sociedad toledana… Pero eso sería tema de otro tipo de recuerdos.
    Ciñéndome a la arboleda de la llamada “Zona de Contacto” creo recordar que se expropiaron terrenos para convertirlos en esa arboleda, esa zona verde.
    Por lo tanto, es de difícil comprensión que una parte de esa zona verde se utilizara (¿vendiera?) para la construcción de una gran superficie comercial.
    Entiendo la expropiación de terrenos de propiedad particular para la creación de una zona verde, que debe mejorar la calidad de la vida ciudadana. No es fácil de entender, en cambio, la venta de una parte de esa zona verde para construir una zona comercial privada.
    Pasar de lo privado a lo público puede ser razonable si se beneficia a la ciudadanía, pero ¿Qué explicación tiene pasar de lo público a lo privado? ¿Donde está el beneficio?

  • Muy interesante artículo. Es irónico que cuánto más se extiende el conocimiento de los problemas ecológicos menos medidas visibles se toman como estas de plantar árboles. O de retirar las basuras que afean nuestro entorno (veo un proyectolibera.org), porque paradojicamente no se ven dentro de las poblaciones pero si en cuanto das un paso fuera. Ojalá vuelvan a las escuelas que es donde tiene que calar el mensaje.
    En cuanto a la “zona de contacto” esperemos que no caiga víctima de peligros cono el del proyecto de conectar polígono y Santa Bárbara. Ojalá vaya en el sentido de las inversiones realizadas a favor de conectar las zonas forestales de Toledo al estilo de la Casa de Campo que se ponía como ejemplo.
    Me maravilla conocer el origen de esas colinas surcadas con zanjas sembradas de pinos y cipreses alineados. Los caminos están muy bien cuidados, pero lástima del zumbido constante de las carreteras! Alguien sabe algo de la tala selectiva de muchos ejemplares? O si en el pasado podría haberse usado alguna de estas colinas con funciones defensivas? Se aprecian bloques de una especie de hormigón al estilo de los romanos.
    Siento haberme extendido, un saludo.

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